Es hora de hacer balance, sí, quedan diez días para acabar el año, diez días que espero que sean tan intensos como los otros 356 restantes, con todo lo bueno y lo malo, con todo lo que he aprendido este año.
Me quedo con un viaje a Madrid que me volvió a dar el oxígeno que necesitaba en el momento adecuado, con dos miradas que me han dicho más que muchas palabras, con los besos que he dado, que han sido muchos, pero de los cuales solo guardo cinco. Me quedo con las noches en vela riendo y planeando la mejor de nuestras vidas junto a una copa de vino blanco. Con las decepciones, porque me han ayudado a quererme más, a aprender a levantarme después de la caída. Me quedo con el final de la etapa más importante de mi vida. Me quedo con las lágrimas de felicidad de un 9 de Mayo. Con dos conciertos tocados, con tres escuchados. Me quedo con la sensación de empezar a vivir sola. Me quedo con la noche que él entró en la habitación y con la sensación de volver a disfrutar después de mucho tiempo. Con las mejores vacaciones de mi vida recorriendo España en un coche con cuatro personas increíbles. Con el adiós a una relación que ya no daba más de sí. Me quedo con el recuerdo de una colonia impregnando mi ropa, con las burlas por los pasillos, con todo el trabajo realizado. Me quedo con la sensación de haber regalado "El Principito" a la persona adecuada. Con todas las caricias que he dado y las que se han quedado a un palmo de piel. Con una cellista y un médico, pero ellos son para siempre. Me quedo con las personas que he conocido este año, con las que se han ido, con los días tristes, porque también son importantes. Me quedo con tres canciones que han marcado el 2016, con dos abrazos, muy pocos pero los más intensos. Me quedo con mi intensidad, aunque a veces yo misma no me entienda. Con todas las frases que he querido decir y no las he dicho. Me quedo con demasiado....gracias por todo lo que me habéis dado.
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