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Mostrando entradas de octubre, 2016

Reencuentros....

Los reencuentros son siempre complicados, porque has dejado demasiadas frases en la despedida previa, los abrazos y las sonrisas que se quedaron la última vez. Cuando volvéis a encontraros piensas si todo eso seguirá ahí, si las luces seguirán encendidas y la calidez con la que te despediste estará latente. Y en esas estaba, esperando el reencuentro, sentada en mi sofá blanco, con una camisa verde militar, unos vaqueros y subida a unos stilettos negros que me habían costado un ojo de la cara, pero merecería la pena, o eso llevaba pensando desde que habíamos planeado la cena en mi casa hacía dos días. Yo haría la cena, de primero ensalada de manzana, espinacas y queso de cabra,  seguido de tostas de salmón ahumado con mermelada de tomate. El traería el vino, el postre esperaba que fuésemos nosotros, aunque, por si acaso, dejé unos  coulant  de chocolate preparados para calentar. Sí, me había tirado toda la tarde en la cocina, así que esperaba que mereciera la pena. Sonó el tim

Un poco Alicia.

A veces pienso muchas cosas, tantas que no me da tiempo a pensar en cada una más de dos minutos. Supongo que soy un poco Alicia en el País de las Maravillas, que piensa seis cosas imposibles antes de desayunar. Un día un amigo me dijo que pensaba demasiado, y sí, creí que exageraba, pero con los años me he dado cuenta que es cierto, y lo peor, o lo mejor, según como lo mires, es que a cada idea le doy cien mil vueltas, buscando la mejor solución, para mí y para los demás. Porque sí, yo pienso mucho en el resto de las personas que me rodean, a veces más que en mi misma. Pero no....me he dado cuenta que, a veces, lo mejor para mi misma no es lo mejor para el resto de personas, que quizás no se puede hacer feliz a todo el planeta tierra, aunque yo lo piense todos los días. Se avecinan cambios, muchos...y, aunque me asustan un poquito, estoy deseando ver que me espera a la vuelta de la esquina.