Llevo varias semanas pensando en escribir esta entrada, desde que volví de Murcia, apuntando ideas en la libreta e intentando resumir o explicar en un post cuatro años de mi vida, CUATRO AÑOS, se dice pronto, pero es que han sido muchos días, horas, minutos y segundos, y la mayoría de ellos han sido demasiado intensos.
Me fui con veintiún años, con más miedo que valentía, recuerdo que cuando mis padres se fueron me quede echa polvo, en una ciudad completamente desconocida, pero que, poco a poco, se fue trnasformando en mi casa, y algunas de las personas que conocía se convirtieron en mi familia.
Creo, no, SÉ, que, hasta ahora, han sido los mejores años de mi vida, y no los cambiaría por nada de lo vivido anteriormente. Ha habido muchos momentos malos, de tristeza, de estar a punto de rendirme, incluso de plantearme coger la maleta, mandarlo todo al garete y volver a casa, pero los momentos felices, las risas, el llorar de felicidad y las personas que estaban conmigo compensaban todos los momentos de bajón.
En cuanto a las personas que he conocido estos cuatro años...hay de todo, al principio conoces a muchísima gente, y quieres abarcar demasiado, pero luego vas reduciendo el cupo y al final pasa lo mismo de siempre, que lo bueno para ti no alcanza a los dedos de una mano. Me llevo recuerdos buenos (lo malo he querido olvidarlo porque no merece la pena) de casi todo el mundo, y tengo la esperanza de reencontrarme con muchas de estas personas a lo largo de mi vida, quién sabe. Los princesos y princesas, como yo llamó a mi familia murciana-manchega-riojana-andaluza, no cuentan porque en unas semanas estamos dándolo todo again.
¿Qué me llevo de Murcia y que voy a echar de menos? Me llevo todo lo que he aprendido, personal y musicalmente, las veces que me he caído y me he levantado, madurez, personas, odiar la canela, miles de canciones, muchos vinitos, bailes, risas, tonterías, un unicornio.... Voy a echar de menos...todo, excepto las cabinas de estudio en verano y las clases a las tres de la tarde, voy a extrañar andar por la plaza de la Catedral, Trapería y Platería me daban la vida cuando encesitaba escapar de la rutina, las luces que ponen en Navidad, me encantan, pero sobre todo a ellos, sí, vivir con ellos las 24h del día, levantarme y ver a Rosana hacerse el zumo de limón, a Miriam comiendo cereales y a Jesús mirando al infinito porque aún es demasiado pronto para él, que se lie el pitoste a mediodía cuando cocinamos todos a la vez, nuestras conversaciones con las que creemos muchas veces que vamos a cambiar el mundo o nuestras vidas, llegar del conservatorio y tener ganas de explotar o de acabar con todo y verles diciéndome que un mal día lo tiene cualquiera, hablar de algunas camisas, el principito.... demasiadas cosas que decir.
Sé que han sido infinidad de momentos vividos, pero los recuerdos están ahí, y volveré a Murcia, e iré donde haga falta si tengo que verles, porque cuando sea mayor seguiré recordando estos cuatro años.
Gracias Murcia por haberte puesto en mi camino.
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