Siempre he sido de esas personas a las que les gusta hablar de amor, filosofar sobre ello, crear historias de la nada, o montar ciertas películas en mi cabeza. Hasta que un día te das cuenta de que duele, y de que hay heridas que no están cerradas y que hablar de ello, te viene grande.
Esa creo que es la respuesta de por qué comencé a escribir relatos eróticos, quizás porque durante un espacio de tiempo me interesaba más el placer carnal que las historias románticas que tienen final feliz, esas que cuentan en los libros y que acaban estupendamente, tienen alguna que otra rencilla en su relación, pero al final de libro todos se casan, son felices y comen perdices....
Sí, yo creía en esas historias, y no os voy a engañar, sigo creyendo en ello, porque soy una persona capaz de enamorarse de miles de cosas. Un día le pregunté a un amigo si era posible enamorarse de una obra, y él me dijo: "si tu quieres y sientes, puedes". Mi madre dice que soy demasiado intensa, y a veces yo creo que sí.
Con el tiempo me he dado cuenta de que cada persona entiende el proceso de enamorarse, y el estado de enamoramiento, de formas distinta. Tengo la suerte, o la desgracia, de demostrar hasta el más minúsculo de mis sentimientos y emociones, excepto con Brahms....pero ese es otro tema del que tendríamos que hablar largo y tendido. No me voy a ir por las ramas, las visitas fugaces a Granada hacen demasiado efecto en mí, y aunque parezca que no, me hacen pensar en lo bueno y lo malo de mi vida, y es que doy demasiado de mí, sí, no sé ser egoísta, es uno de mis grandísimos defectos en una sociedad que lo es por naturaleza. Por suerte tengo los mejores amigos del mundo que, cuando me pierdo, me recuerdan dónde está el camino a seguir dentro de mi cabeza. Sí, a veces me pierdo, me dejo llevar.
Me he cansado de dar, de demostrar demasiado y no recibir nada a cambio, de preocuparme más por los demás que de mí. Mi propósito de año nuevo llega seis meses tarde, pero este mes cumplo años, y que mejor forma de empezarlos que queriéndome un poquito más.
“Si yo hiciera mi mundo todo sería un disparate. Porque todo sería lo que no es. Y entonces al revés, lo que es, no sería y lo que no podría ser si sería. ¿Entiendes?”
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