Joaquín Sabina decía que era allí el deseo viajaba en ascensores y la vida un metro por partir, y yo, que la conocí con quince años y me enamoré de ella cual adolescente, digo que sigue siendo especial.
La primera vez que la conocí aprendí a querer de la forma más inocente del mundo. Soñaba con estudiar y vivir allí, correr por sus calles y saltar escalones porque se escapaba el metro, ser una persona bohemia, las que leen y escriben en una cafetería abarrotada,como si estuvieran en un mundo paralelo.
Ha sido un mejor amigo, una pareja, una prueba de orquesta, un musical, un viaje cultural, millones de sonrisas, un te quiero...
Corrimos por Madrid, se nos han pasado las paradas del metro, hemos descubierto que la frase "todo está a diez minutos" puede llegar a ser cierto, descubierto lugares que nos escandalizan, bebidas exclusivas y que, de nuevo, conquistamos los lugares a los que vamos, porque, como dicen nuestras madres, somos muy especiales, y que ya no solo nos quedará Barcelona....
Allá donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir, donde regresa siempre el fugitivo, pongamos que hablo de Madrid.....
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