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Un capítulo añadido.

Siempre me ha gustado escribir, me relaja, es algo que me llena por completo, y este año pude tener la suerte de publicar un libro, fue un trabajo duro y a aquellos que os lo habéis leído y habéis estado a mi lado mientras lo escribía, os tengo que agradecer demasiado. Muchas son las personas que me han preguntado si habrá segunda parte, cosa que me alaga, y me llena por completo. Pero no, no soy escritora, escribo por hobby, muchas veces lo he dicho, pero sí os quiero hacer un pequeño regalo a todos los que os habéis leído el libro, un capítulo añadido, que conozcáis qué pasó con Paula. Ha costado mucho escribirlo, pero aquí está, espero que lo disfrutéis tanto como yo lo he hecho, y que os emocionéis como a mi me ha emocionado escribirlo. Por lo demás, millones de gracias a todos los que me han dicho que se han leído la novela. GRACIAS.

Aquí os dejo el capítulo añadido, y al final encontraréis el enlace del libro y de la canción que menciono en él, de verdad, gracias por hacerme más feliz.



Paula salió de mi casa mucho más animada después de nuestra conversación. La había cagado, y mucho, con mi hermano, y conmigo, obviamente. Sabía que su vida necesitaba un cambio, pero, ¿cuál era? ¿Verdaderamente había querido a Marcos, o había sido la solución más fácil? Y Nacho, ¿qué pasaba con él? Porque estaba claro que un error no era.

Necesitaba poner orden tras el terremoto, su vida había cambiado radicalmente, de tenerlo todo, a perder a dos de las personas más importantes de su vida. Pensó en centrarse en el trabajo, pero ver a Nacho todos los días suponía un problema, recordó mis palabras, diciéndole que hablara con él, y que quizás estuviésemos equivocadas.

Se sentó en el sofá de su casa y miró a su alrededor, se sentía sola, por primera vez en mucho tiempo, sabía que podía contar con María pero no iba a ser lo mismo. Recordó todos los buenos momentos vividos antes del terremoto, y cómo, por unos minutos de placer había cambiado todo. ¿Podría ser, y si Nacho era verdaderamente la persona que tanto había esperado? De momento no le apetecía embarcarse en ninguna relación, necesitaba soledad y tiempo para pensar, y es qué, a veces nos precipitamos un poco cuando terminamos un relación, esperamos que todo sea bonito demasiado pronto. Y entonces se dio cuenta, necesitaba salir de Granada un tiempo, analizar la situación tranquilamente y volver a encauzar su vida.

Al día siguiente fue a su trabajo y habló con su jefe, le dijo que necesitaba una excedencia de dos meses para solucionar un problema personal, y aunque, al principio ella pensó que su jefe le diría que no, fue benévolo y se la concedió. Llegó a casa, hizo las maletas y decidió irse a casa, con sus padres y sus perros, a pensar, a intentar saber qué era lo que buscaba y necesitaba.

Nos mandó un mensaje en el que nos decía que se marchaba a casa un tiempo, que esperaba que pudiéramos perdonarla de verdad y que nos quería mucho para olvidarse de nosotras, prometiéndonos que hablaríamos a la vuelta.

No supimos nada de ella en esos dos meses, cuando volvió nos llamó para ir a su casa. Al principio yo estaba un poco reticente, dolida aún por todo lo que había pasado, pero Borja siempre me dice que si no existieran las segundas oportunidades no estaríamos juntos. Así que allí estábamos María y yo, dispuestas a recibir una explicación.

—Me alegro de veros, os he echado de menos—nos dijo sonriendo, estaba estupenda, creo que nunca la había visto tan feliz—En primer lugar, siento haberme ido sin despedirme, simplemente con un mensaje, pero lo necesitaba. Os preguntaréis qué he hecho estos dos meses, bueno, pues he estado descubriéndome a mí misma, intentando saber qué quiero de la vida, y aquí estoy, resurgida de mis cenizas, cual ave fénix. Me di cuenta de qué lo que viví con Marcos fue algo mágico, pero que nunca fue algo que yo quisiera, el destino me lo puso en bandeja y yo lo cogí, como siempre, lo quise y siempre lo querré, pero no de la manera que se quiere a una persona para pasar el resto de tu vida con ella. Siempre pensé que acabaría sola y después de acostarme con millones de hombres, os lo decía siempre, nunca busqué una relación estable, como las vuestras, pero en el fondo me estaba engañando. Envidiaba esa felicidad y entrega que ponéis en vuestra vida con pareja, quizás no había encontrado todavía a la horma de mi zapato, o quizás el problema estaba en mí, y así era. Necesitaba descubrir que yo también quería una historia de cuento, pero a mi manera, no me gustan demasiado las ñoñerías, ya lo sabéis, pero sí quiero encontrar a esa persona que duerma conmigo por las noches y me acompañe en todos los momentos importantes de mi vida. Respecto a vosotras, no tengo perdón Lucía, lo sé, y en su momento ya te dije todo lo que tenía que decirte. Solo espero que entendáis por qué he desaparecido y que con el tiempo, podamos volver a ser amigas, como antes, yo prometo no volver a hacer una cagada tan grande, eso sí, no esperéis que sea quién no soy, porque si algo he aprendido estos dos meses, es que las personas no cambian y somos como somos, eso nos hace especiales.

María y yo mirábamos con la boca abierta a Paula, de pronto parecía que había crecido, que no esperaba de la vida cuatro polvos bajo las sábanas y luego si te he visto no me acuerdo. Sentí un gran alivio cuando dijo todo aquello, y simplemente me levanté y la abracé.

—Estoy orgullosa de ti, créeme, sigo dolida, pero tú has estado ahí siempre que la he cagado, no puedo hacer más, estoy aquí. —le dije.

—Bueno, todo esto es muy bonito,—dijo María—pero, ¿Nacho?

La cara de Paula cambió por completo, una sonrisa le iluminó la cara y comprendimos demasiadas cosas en ese momento.

—No he hablado con Nacho estos dos meses,—aclaró—Al principio estaba desesperado, solo sabía que había pedido una excedencia y nada más, me mandaba mensajes y me llamaba, hasta que comprendió que necesitaba estar sola, simplemente me dijo que esperaría que volviera para hablar conmigo. Respecto a mis sentimientos hacía él, solo puedo deciros que tengo demasiadas ganas de verlo y hablar con él.

Cuando nos marchamos de su casa, yo comprendí que hay un momento en nuestra vida que tenemos que perdonar, no solo por la otra persona, si no por nosotros mismos, para poder ser felices, y aquel día, yo había perdonado a Paula.

Lunes, Paula se levantó con tiempo de sobra para darse una ducha, desayunar en condiciones y arreglarse para volver al trabajo. Se sentía viva y necesitaba mirarse al espejo y encontrar a la persona que era. Una falda de tubo negra, una camisa blanca con una lazada al cuello y unos peep toes, seguro que estaba increíble. Ella dice qué, cuando sus compañeros la vieron en el trabajo se quedaron con la boca abierta.

Fue hacía su mesa y se sentó, puso un par de fotos, ella con sus padres y otra de sus perros, los dos amores de su vida. No le dio tiempo a sentarse, porque allí estaba él, no tardó en darse cuenta, su olor le delataba. Estaba demasiado perfecto para ser real, su olor, su sonrisa, su forma de llevar el traje y ese carácter tan genial, hacían que Paula perdiera la cabeza.

—No te voy a decir que te he echado de menos, eso ya lo sabes. —le dijo Nacho tras un abrazo—nos vemos cuando acabe el trabajo y vamos a cenar, no hay excusa, llevo demasiado tiempo esperando verte. Estás preciosa.

Cuando llegaron las ocho de la tarde, y la mayoría de personas estaban abandonando el despacho, se encontraron en la puerta de entrada. Allí estaba él, con el pelo despeinado después de todo el día, la corbata en el bolsillo y dos botones de la camisa desabrochados, demasiado deseable para ella.
Se montaron en el coche y no hablaron, simplemente cruzaban una mirada de vez en cuando, mientras la radio sonaba. La tensión se palpaba en el ambiente, pero no solo la tensión sexual que había estado desde siempre, Paula dice que tenía esas mariposas en el estomago y que tenía demasiado miedo a lo que fuera a pasar después.

Pensando que iban a algún restaurante, Paula se sorprendió cuando llegaron a casa de Nacho, de todas formas ella necesitaba estar a solas con él, explicarle todo lo que había sentido, por qué había tomado todas las decisiones. Subieron a casa y se sentaron en el sofá, ella estaba demasiado nerviosa, ¿Paula nerviosa, cuándo?, pero sí, lo estaba, iba a articular palabra pero él la interrumpió.

—Te he traído a mi casa, porque es dónde quiero que estés, tenemos mucho de qué hablar, aunque a mí lo único que me apetece es abrazarte, desnudarte y perderme contigo para siempre.

—Venía con un monólogo preparado, pero me he quedado en blanco. —contestó Paula—Dios, Nacho, necesitaba tiempo para pensar, eres demasiado intenso. Por un momento pensé que la había liado al acostarme contigo y engañando a Marcos, pero me di cuenta de que Marcos no era lo que yo necesitaba. Me acuerdo de cuándo me dijiste que me querías y qué sentías cosas por mí. Fui demasiado gilipollas, demasiado. Porque quise pensar que lo nuestro era solo follar como animales, y no, era mucho más, he tardado en darme cuenta, y entiendo que ahora me quieras mandar a la mierda y decirme que soy la persona más imbécil del mundo, lo entenderé. Pero, necesito que entiendas todo por lo qué he pasado para llegar a esta conclusión.

No dijo nada, simplemente la miraba y sonreía. Se levantó, y Paula creía que la iba a echar de su casa, pero no, puso música y fue hacia ella, y le tendió la mano. La llevó hasta el dormitorio y la besó, y si en algún momento ella pensó que cualquier beso había sido mejor, se equivocó. No hubo prisa, no hubo desenfreno, despacio, de esos besos que te dan la vida, y qué, cuando los recibes, te das cuenta de que esa persona es el amor de tu vida. Se desnudaron lentamente, saboreando cada instante, cuidando cada caricia, mimando cada beso y sonriendo a cada instante. No había palabras, solo dos personas uniéndose al cien por cien, haciendo el amor con toda la pasión del mundo y la tranquilidad que aquel momento les permitía, la música de fondo comenzó a mezclarse con los gemidos de ambos mientras se tocaban. Él supo que necesitaba ella, y viceversa. Él se puso encima y la embistió con todo el amor del mundo, ella pensaba que se acabaría el mundo en ese momento por tanto placer y amor que estaba sintiendo, no fue despacio, con Nacho nunca lo era, fue intenso y único, y ambos estallaron en el orgasmo más poderoso de todos los tiempos, el de dos personas que se quieren y se dan todo como si no hubiera un mañana, como si fueran a conquistar el mundo en cada beso.

— Me gusta esta canción, porque  expresa lo que siento por ti, todo lo que haces me hace quererte más —le dijo Nacho mientras la abrazaba. —No vuelvas a irte jamás, por favor, no sé si lo aguantaría.

—No pienso hacerlo, me ha costado demasiado darme cuenta de que tú eres la persona que he esperado durante años.

Sonaba More of you, de Chris Stapleton. Paula dice, desde entonces, que es la canción más bonita del mundo, no lo pongo en duda, lo que si sé es que es la canción más indicada para los dos, porque Nacho desde el primer momento que oyó su sonrisa cayó rendido.

A veces nos empeñamos en estar con la persona equivocada, en intentar que algo que no funciona salga bien, solo porque creemos que es lo mejor, o porque nos cegamos en ver a la persona que está ahí, esperando a la vuelta de la esquina, esperando más de nosotros.


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